martes, 21 de junio de 2011

Resumen exposición de Alberto Salcedo Ramos sobre el periodismo cultural en la Costa Caribe


Alberto Salcedo Ramos cronista colombiano incluido en diversas antologías nacionales e internacionales de periodismo.Es considerado uno de los mejores periodistas narrativos latinoamericanos y forma parte del grupo Nuevos Cronistas de Indias. Varios de los temas que ha abordado están relacionados con la cultura popular. y en una de sus charlas dice textualmente

* Una sección cultural diaria, como tal, solo la tiene El Universal. En los demás periódicos de la región la sección aparece entre una y tres veces por semana. 

En la información cultural de los medios del Caribe colombiano predominan los hechos y personajes del folclor. Allí son exaltados los festivales, las fiestas populares, la vida y obra de los compositores. Aunque yo me enfoqué en los medios escritos, quisiera hacer una mención al canal de televisión regional Telecaribe, y decir que abusa del folclorismo a ultranza. Las propagandas relativas a festivales de todo tipo suelen ser exageradas en la cantidad y en el tono. Y excluyen el reconocimiento y el debate sobre los graves problemas sociales y de orden público de la región. Es como si se utilizaran los hechos de una cultura popular que ciertamente es muy rica, como cortina de humo.
* Las artes plásticas y la literatura,  tienen, en términos generales, una cobertura menor. En estos temas el criterio que prevalece es la exaltación de lo local por encima de lo universal.
Los suplementos dominicales en la región, tradicionalmente consagrados a la cultura, tienden a desaparecer. Los únicos que han permanecido estables en el tiempo son los de El Meridiano de Córdoba – cuyo editor hace un gran esfuerzo editorial aunque trabaja con las uñas – el de El Universal y el de El Heraldo – que acaba de pasar de semanal a mensual --. Los demás periódicos publican la información cultural en las páginas habituales, a veces revuelta con las noticias de la farándula y el espectáculo.
* Me da pesar advertir que, con honrosísimas excepciones, el periodismo cultural de la región de García Márquez, de Rojas Herazo y de Cepeda Samudio está mal escrito. En varios casos son alarmantes los errores de ortografía, los atropellos a la sintaxis, la magnificación de sucesos nimios y el desconocimiento de hechos trascendentes. Un solo ejemplo pescado al azar: en un diario de Valledupar leí una noticia sobre el encuentro en Cartagena entre García Márquez y Rodolfo Molina, el presidente del Festival Vallenato. El texto contenía la siguiente cita textual de Gabo: "cuando tú llegas a una parranda en Valledupar y vez a un hombre que se pavonea por una casa ajena como por la propia, ordenando atender a la gente, indicando qué whisky debe servirse y metiéndose a la cocina a supervisar el hervor de los sancochos; un hombre que, además, lleva puesta una camisa elegante y fina que nadie más lleva, ese…ese es Rafael Escalona".  Como pueden darse cuenta, el periodista escribió “vez” donde debió poner “ves”. Estos errores suceden por varias razones, todas inquietantes: a)  falta de editores de buen nivel, b) contratación – por razones administrativas mezquinas – de periodistas sin experiencia y poco calificados para cubrir idóneamente un tipo de información tan especializada como la cultural, c) falta de capacitación para unos y otros, es decir, editores y reporteros, d) confusión de los linderos entre la cultura y la farándula. Los medios, para ahorrar costos, hacinan en los mismos espacios las noticias del espectáculo con las de la cultura, y los periodistas encargados del cubrimiento terminan creyendo que, en efecto, no hay ninguna diferencia entre el ganador del Premio Nobel de Literatura y el ganador del Premio Baloto, e) falta de interés de los dueños y directivos de los periódicos en los temas relacionados con la cultura, los cuales, a menudo, solo valen en la medida en que son protagonizados por sus amigos y mecenas personales.
* En los periódicos del Caribe, como en los de tantas otras regiones del país, la información cultural es complaciente. No hay una distancia crítica entre la sección cultural donde se publica el hecho y el protagonista. Renson Said Vergara, columnista del periódico La Opinión, de Cúcuta, y editor del suplemento cultural de ese mismo diario, dice que se trata de un vicio común en las ciudades pequeñas, donde se fomenta un amiguismo forzoso, ya que el crítico y el criticado siempre se encuentran, a la entrada o a la salida, y suelen compartir manteles, proyectos y hasta bares. De ese modo, la información cultural cae, con mucha frecuencia, en el ditirambo. La exposición de pintura siempre es “la gran exposición”, el lanzamiento de la novedad editorial siempre es “el gran lanzamiento”, y así sucesivamente.
* No ayuda, tampoco, el hecho de que los funcionarios encargados de manejar la cultura en varios de esos departamentos y ciudades, sean personas nombradas a dedo por razones políticas y no por méritos profesionales. Hace tres años y medio fui a la zona bananera del Magdalena a explorar, para la revista Arcadia, una crónica sobre los vasos comunicantes entre la novela “La casa grande”, de Álvaro Cepeda Samudio, y el lugar donde esta obra está ambientada. Cuando entrevisté al director de la Casa de la Cultura Álvaro Cepeda Samudio, en Ciénaga, lo primero que me dijo, con el pecho erguido, es que Cepeda Samudio había sido el maestro de García Márquez y el más grande escritor de Colombia. Entonces le pregunté qué libro de Cepeda Samudio conocía y, para mi sorpresa, no había leído ninguno. Yo rematé mi crónica con esta reflexión que también me sirve ahora para ponerle el punto final a mi disertación: “Nada nuevo, pienso: en este país la literatura siempre ha sido más citada que leída, más motivo de consejas parroquiales que de debates serios. Discutimos sobre la fama del escritor, sobre su relación con el poder, y nos desentendemos de lo que escribe, que es lo único importante. Por eso la historia nos atropella sin dejarnos ni una sola lección. Por eso la riqueza se nos esfuma y sólo nos quedan el olor y la leyenda”.

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