Eusebio de Jesús Uriana, quien tomó la decisión de cambiar las armas por un cuaderno y un lápiz, hizo parte del grupo de 29 personas que recibieron su diploma de bachiller en la ciudad de Riohacha con el modelo de educación flexible ‘Tiempo de Aprender’
Este modelo es liderado por la Agencia para la Reincorporación y la Normalización y el Ministerio de Educación, en alianza con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
Paula Helena, su hija de un año, es la motivación de Eusebio de Jesús Uriana Uriana. Por ella, decidió volver a las aulas, dedicar los fines de semana de los últimos seis meses a leer, escribir y aprender en la Institución Educativa Juan Jacobo Aragón del municipio de Fonseca (La Guajira), hasta culminar su bachillerato.
“Yo quiero seguir estudiando para poder tener una carrera, un futuro para mi familia. Quiero sacar a Paula Helena adelante, no quiero que pase los momentos que yo pasé, porque he pasado por muchas cosas. A veces yo recuerdo, y me doy cuenta de que perdí la juventud vagando. Si yo hubiera seguido estudiando ya sería un profesional hace rato. Por vago perdí la oportunidad, pero nunca es tarde, y aquí estoy”, dice Eusebio en el día de su grado de bachiller, en el auditorio de la Secretaria de Educación de Riohacha.
Hace tres años decidió voluntariamente escapársele a la guerra y comenzar su proceso de
reintegración con la ARN. Volvió a Bayamangloma, el resguardo indígena que lo vio crecer (cerca al municipio de Fonseca), se dio la oportunidad de enamorarse otra vez y junto con su compañera comenzó su negocio de artesanías Wayuu, que fabrican juntos en su rancho, hasta donde llega el comprador con quien ya tienen negociado el total de la producción. La pequeña Maria Helena ha crecido entre los hilos de colores y los libros de estudio que su padre mantiene sobre la mesa.
“Cuando me volví adolescente yo dejé de estudiar porque tenía muchos primos que eran vagos, lo que les gustaba era jugar sin hacer nada. Entonces perdí mi oportunidad. Duré un largo tiempo vagando con ellos, hasta que me metí al ejército”, dice.
De niño cursó hasta cuarto de primaria en la escuela del resguardo indígena, donde le enseñaron a leer y escribir en su lengua natal y en español. Luego se mudó al municipio de Distracción en donde cursó hasta octavo. A sus 29 años Eusebio regresó a un aula de clases.
“El Modelo me facilitó el estudio, porque es un modelo para personas adultas y se adapta a nuestras necesidades. Y como yo había estudiado algo, pues no me toco tan duro. Además los profesores son atentos de las cosas y nos han ayudado mucho”, dice.
La educación abrió en Eusebio la necesidad de seguir formándose y aprendiendo nuevas cosas. Ahora que recibió su diploma de bachiller su próximo paso es hacer un tecnólogo en gestión ambiental o maquinaria pesada. “Estoy contento, feliz. Estoy más motivado y quiero seguir estudiando, darla toda”.
En el departamento de La Guajira un total de 135 adultos fueron beneficiados con el modelo de educación flexible “Tiempo de aprender”
No hay comentarios:
Publicar un comentario